¿Cómo sería el mundo si los mutantes no hubieran sido nunca perseguidos, sino que, al contrario, fueran muy bien considerados, y estuvieran integrados en nuestra vida normal? ¿Cómo sería el mundo si la familia mutante más importante fuera la de Erik Magnus Lehnsherr? Y si la Dinastía de M, M de Magnus, M de Magneto, como élite de la alta sociedad, gobernantes del país mutante por excelencia, fuera querida en todas partes, y portada de todas las revistas? Así es el mundo que se nos presenta en Dinastía de M, una realidad increíble, feliz, en la que además, vemos que todas y cada una de las caras que conocemos, vive un sueño hecho realidad, no solamente los mutantes. El Capitán América cumplió sus misiones en la II Guerra Mundial, y nunca quedó atrapado en el hielo, Gwen Stacy nunca murió y vive felizmente con Peter Parker, Cíclope y Emma Frost viven felizmente casados dirigiendo una escuela para jóvenes mutantes, el Doctor Extraño es un psicológo con una vida tranquila lejos de la magia... Pero algo falla, todo es demasiado bueno para ser verdad, y tarde o temprano, alguien tenía que percatarse de que no todo iba tan bien.
Este escenario, tan espectacular como espeluznante, resulta ser una terrible creación de la mente de Wanda Maximoff, después de los acontecimientos acaecidos en los Vengadores Desunidos, tras la trágica muerte de varios de los miembros del grupo, y el descontrol de los poderes de la Bruja Escarlata. Aquí veremos que esos poderes, en realidad van mucho más allá, y que el destino del mundo podría estar siempre en sus manos, salvo que, unidos de nuevo, Vengadores, mutantes, y demás héroes, puedan hacer algo para impedirlo. Si es que pueden. O si es que, acaso, deben.
El planteamiento es genial, tremendamente dramático (pues lo que subyace en la mente de la Bruja Escarlata, es en realidad una tragedia), y llevó además a uno de los momentos más impactantes del Universo Marvel, que tendría enormes consecuencias después. Éste es el cómic de NO MÁS MUTANTES. Cómo y por qué, dejo mejor que lo leáis y me contéis. Maravillosa Wanda, cuánto me gusta.
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