Nunca es un mal momento para matar a Hitler.
Orquesta Negra es uno de esos raros juegos que tiene mucho de muchas cosas, entre las que normalmente hay que elegir: sus mecánicas tienen alma de eurogame, pero su ambientación, presentación y ritmo son totalmente temáticos, en una tensión creciente hasta que se consiga (o no) acabar con Adolfito (incluyendo la regla, magnífica, de que las tiradas determinantes se han de hacer de pie).
También es un juego de hasta 5 jugadores, perfecto para jugar a 3 (no hay tantos), que da partidas muy buenas a 2, y que hasta se puede jugar en solitario (y, de hecho, tiene modos de dificultad). Y todo ello en un tiempo ajustado para un juego serio (se puede acabar la partida en 2 horas, aunque, como siempre, depende).
Además, es cooperativo, pero con actuación muy individual de cada jugador, aunque necesitan llegar a acuerdos si quieren poder ganar (incluyendo el “sacrificio” –o el riesgo extremo- para algún jugador). También es fácil de montar y las reglas son sencillas y efectivas, sin merma de la complejidad de las operaciones (y es que es de estos juegos en los perfectamente puedes perder).
La dinámica del juego se basa tanto en motivar y preparar a tu personaje para el atentado (hay distintos personajes, recordando a personajes históricos que tan cerca estuvieron de verdad de asesinar a Hitler como Von Stauffenberg).
La cuestión central es que, cuanto más motivado y preparado estás, también más sospechas levantas entre la Gestapo, que pueden arrestar a jugadores (lo que, a su vez, llevará a interrogatorios en los que un jugador se vería forzado a traicionar a alguno de los demás), y llevarte a perder el juego.
En resumen: puede ser mucho más fácil matar a Hitler si te haces con kilos de dinamita, pero si la Gestapo te pilla con los explosivos en casa, será más complicado que crean que era para Nochevieja.
Hitler debe morir.
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